domingo, 10 de enero de 2010

Universidad: Afiliación y crisis.




El proceso de afiliación también es multidimensional, pues el estudiante debe adecuarse/ acostumbrarse a esta nueva etapa educativa que implica el entendimiento de los nuevos ritmos, nuevos compromisos y responsabilidades, nuevas normas tanto institucionales como de convivencia y relaciones con el mundo al que se ingresa y en el cual se desenvolverá utilizando la mayor parte de su tiempo. Así identificamos tres dimensiones interconectadas e interdependientes a las cuales el estudiante debe afiliarse, pues del resultado de este proceso se proyectara su experiencia y su rendimiento académico y social.

Este proceso se inicia al termino de la secundaria en el cual el medio-padres, familia, entorno, profesores- influye en la difícil decisión acerca de la carrera a elegir, exigencias de la familia acerca de la rentabilidad de la carrera, influencias de amigos para entrar a tal o cual diversidad, consejos de profesores para determinar capacidades, conveniencias, etc., son factores influyentes que van determinando esta decisión, la cual además determinara el siguiente proceso de afiliación In-Situ al ingresar a determinada institución y carrera a la cual se enfrentara en tres dimensiones siempre interrelacionadas como parte de un todo que es el resultado mismo de este proceso.


La afiliación institucional: El impacto inicial que el estudiante enfrenta con la institución siguiere considerar al menos dos vertientes principales, donde la primera tiene que ver con una institución impersonal, donde el conjunto directivo, funcionarios, etc. es numéricamente mayor, provocando que el estudiante se sienta desconectado, perdido, al momento de necesitar ayuda o encontrar respuestas que tienen que ver con el ámbito administrativo.

La segunda vertiente es en relación a las normas al interior del campus, el casi nulo control que ejerce la institución a sus miembros en relación a la experiencia anterior del liceo o colegio, sumándose a esto el control respecto a las inasistencias, ayudantias, etc. que el recién ingresado le cuesta asumir.

La afiliación académica: Sin duda esta afiliación es la mas importante y difícil de asumir por el recién ingresado estudiante y la cual estará mayormente determinada por la anterior experiencia respecto a la relación estudio-compromisos, exigencias –capacidades.
Bien sabemos que el sistema educativo secundario poco aporta al desarrollo de generar el placer de aprender, del placer de disfrutar del proceso de construcción de conocimientos, pues este siempre fue entendido como algo externo y casi incuestionable. Así el recién ingresado estudiante universitario tiene limitado y condicionado su habito de estudio en cuanto a la ampliación del los conceptos, a las diferencias de todo índole entre autores. Así el estudiante va conociendo y asimilando distintos objetivos, curiosas formas de estudiar y reflexiones ajenas a sus anteriores experiencias, dando paso al enfrentamiento de mayores y distintas exigencias, a la casi obligatoriedad de reflexionar critica y colectivamente entre sus compañeros y así el estudiante re-estructura sus anteriores metodologías y reflexiones hacia áreas de su interés. Herramienta imprescindible para que esto se genere es la superación del miedo al error y a las incertidumbres, pues el camino siempre se muestra algo confuso y solo la autoconfianza en su accionar mantendrá abierta la disposición a aprender y a dudar de la evidente.

La afiliación sujeto / social: Dos vertientes principales que se conectan también aparecen acá, la que se relaciona con “ÉL MISMO”, con sus procesos sicológicos en relación a sus experiencias personales, con el error y con el acierto, con la incertidumbre y lo claro, etc. La segunda relacionada con el entorno, con las nuevas personas y amigos que va generando naturalmente el proceso de estudio. Las normas de convivencia y de relaciones con el mundo se están construyendo, afianzando y resolviendo, la participación de encuentros, claustros, federaciones, asambleas, huelgas, etc. van internando un sentimiento de pertenencia a un grupo humano que modifica palpablemente el mundo universitario como además lo que administrativamente lo rige, un sentimiento de real transformación de su mundo.

Estas dos vertientes claramente van a dirigir y forjar la identidad en formación.

Ciertamente un grado de ingenuidad me inquieta, donde la palabra crisis golpea mi ventana esta noche, pues la resolución de este proceso de afiliación (Institucional- académica- sujeto/social) se encontrara determinado por la condición misma del concepto de Universidad al interior de la institución y en sus implicancias sociales y académicas.

Ciertamente estamos ante una crisis profunda de la universidad en cuanto a su labor reflexiva, sus fundamentos filosóficos de carácter etimológicos y sobre todo la función social y abierta que esta debe recuperar, asumiendo así que estos elementos estructurales del concepto de UNIVERSIDAD han sido cada vez mas ignorados y dejados de lados por la función técnica, con actitudes pasivas y negadoras de participación ciudadana.

Así la crisis de la universidad también es multidimensional si consideramos tres dimensiones principales –que son parte de un todo-.

La dimensión económica: El siempre escaso financiamiento ya sea desde el Estado y/o instituciones privadas que limitan los alcances de los proyectos de investigación e intervención social, coartadas por motivos como la rentabilidad, costo y beneficio, etc. que pertenecen mas a cuestionamientos de carácter empresarial.

La dimensión académica: La crisis universitaria en su dimensión académica es potencializada por factores como la disgregación de las ramas de estudio, la parcelación de las distintas disciplinas que mantiene perjudicialmente desunidos humanidades y ciencias, desarticulando a la universidad de su origen (es decir, lo Universal.) como además de una formación ética, moral en la construcción de un nuevo sujeto social planetario, capaz de visualizar lo particular en lo general y lo general en lo particular. Junto a esta tendencia disgregadora y al tecnicismo inquisidor en que han caído las instituciones de educación superior en su afán de generar profesionales competentes técnicamente (mal entendimiento de la idea de “capital humano”) se suma la calidad de estudiantes que ingresan a las universidades, estudiantes que ya vienen de una crisis aun peor en su experiencia anterior con el sistema educativo secundario, lo que académicamente se manifiesta en la baja exigencia que los docentes manejan, limitando la profundización intelectual de las materias a fin de instaurarlas en la cotidianidad y hacer desaparecer la distancia entre lo concreto y lo abstracto. Otro aspecto o vertiente es el carácter social de la universidad. Si bien existen proyectos de ayuda social en ciertas universidades como además proyectos externos de acción social, esta función a quedado fuera de la exigencia académica e institucional (a manera de evaluación) dejando este rol social en dependencia a organismos externos a la institución universitaria, limitando el impacto social que la universidad debería tener en la sociedad y la comunidad.
Entendiendo así la dimensión académica de la crisis universitaria sustentada principalmente en tres puntos y donde transversalmente esta en consideración de la exigencia académica.
1- La preparación del egresado de secundaria.
2- La mutilación del conocimiento.
3- Abandono del rol social.

La dimensión etimológica: La crisis universitaria en su dimensión etimológica se manifiesta en la escasa reflexión hecha desde la institución hasta los estudiantes respecto al concepto mismo de la universidad y a lo que el maestro Nicolás Malinowski define como “el oficio de estudiante”. Creo que para que el estudiante genere este “oficio”, primero hay que encantarlo, mostrarle el goce del aprender, del dudar, etc.

Esta dimensión etimológica además se ve abandonada también por la disgregación del conocimiento al interior de la universidad, limitando el hecho reflexivo desde la “Universalidad” que sugiere el ser estudiante universitario, concepto que amplia las condiciones del estudiante mas allá del hecho aislado de inscripción y matricula.

Me es necesario recordar que la separación de estas dimensiones corresponde al intento de entender lo general de la crisis como además del proceso de afiliación, comprendiendo que todas ellas pertenecen a un conjunto de dimensiones que forman un hecho multidimensional en cuanto al carácter plural del proceso de afiliación como el de la crisis en que estamos hoy en día.

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