jueves, 20 de agosto de 2009

“El siglo del conocimiento puede ser el siglo de la ceguera”

La frase “El siglo del conocimiento puede ser el siglo de la ceguera” enuncia un concepto determinante en nuestra era planetaria: “el tiempo”, al cual siempre miramos como pasa, al cual siempre encontramos insuficiente en nuestro cuantificable en el manejo de la información, cantidades inimaginables de propuestos diferentes en las distintas ramas de los saberes en las cuales no nos detenemos a examinar y desarrollar volviéndonos ciegos antes las posibilidades -constructivas y destructivas- que nos ofrece su profundización. Esta ceguera esta determinada por la “aceleración” en la cuál nos encontramos, haciéndose necesaria la complejización de esta información para trasformarse en conocimiento. La cantidad de información que circula de manera planetaria gracias a las posibilidades que ofrecen las comunicaciones hoy en día en sus redes virtuales como nunca antes en nuestra historia se había observado, fundamenta la necesidad de contextualizarlas, identificarlas en conjunto con su dependencia con el entorno, su cultura, su sociedad. En esto la Universidad en cuanto a re-educar a los educadores, posee como tarea desarrollar las posibilidades, los caminos para encontrar una orientación que no solo se debele en lo tangible, si no que busque el desarrollo de la ética, comprendiendo la subjetividad que se desprende de ella, subjetividad necesaria si comprendemos que el sujeto es inseparable de su Trinidad (individuo-especie-sociedad), trinidad que le da la condición de sujeto, concepción de sujeto que se enmarca en la autoafirmación de Él mismo en el centro del mundo, esto se refiere a dos puntos del paradigma: Por un lado, una conjunción del individuo que lucha por el equilibrio entre su egocentrismo y su altruismo, es decir un actuar casi por un “deber” entregado ya sea por su religión, posicionamiento político-ideológico, etc. este altruismo debería incluir mi concepción del “Yo” en un “Nosotros”, donde el “Yo” y todo lo que lo conforma (amor, sentimientos, lenguajes, cultura, etc.) se sitúa en medio del mundo. Así entonces se genera una relación de dependencia necesaria para el individuo y su autonomía (paradigma), es decir que el “Yo” asuma al “Nosotros” como necesidad vital para su existencia de manera dialógica (complementaria y antagonista). Acá es donde el “deber” se fundamenta en la interiorización y re-afirmación de lo inseparable: Bio-Antro-Sociológico del sujeto.

Comprender al sujeto y su condición como tal (trinidad), en su dependencia con el cosmos, con el planeta al cual llamamos hogar y en el cual buscamos nuestra autonomía nos plantea como especie el desafío de cuestionar el alcance de nuestras acciones, y de nuestros profundos avances técnico-científicos y la gran capacidad de auto-destrucción que poseen en si mismos estos avances, desafío no solo de cuestionamientos se hacen necesarios, mas bien la necesidad verdadera radica en como seamos capaces de regular éticamente este cambio y transformación del mundo como hoy lo conocemos (no solo técnico-científico, además inevitablemente climático) para asegurar nuestra autonomía en la siguiente era planetaria. Creo fuertemente que los primeros pasos radican en reconocerse como ciudadanos de una nación llamada Tierra –“quizás mi única noción de patria sea esta urgencia de decir nosotros”- de una ciudadanía perteneciente a la patria del globo, reconocimiento para el cual la importancia de una reforma educativa lo debe plantear como necesidad de incluirla, en donde el egocentrismo no aparezca como un obstáculo para reconocer en el “otro” un desarrollo y aporte verdadero para un “nosotros”, haciéndonos y reconociéndonos como parte de un sistema Auto-Organizado (como especie) entre estos dos conceptos que podrían aparecer como antagonistas, pero que necesariamente son complementos en nuestra condición de sujetos que determinara el porvenir de nuestra existencia en el planeta y la propia vida de nuestra gran nación llamada Tierra. Se hace latente así la necesidad de re-fundar una sociedad de conocimiento, la cual nos permita re-fundarla en base a una sociedad de hermanos – Pluralidad Razonable /consenso traslapado- corrompida por la ceguera de nuestro siglo, ceguera creada por el desarrollo del egocentrismo del sujeto en desequilibrio con el altruismo necesario para el sujeto como especie, el cual hasta hoy o en el mejor de los casos hasta hace poco tiempo atrás ha visualizado de manera separada de su dependencia con el medio al cual pertenecemos, nuestro medio ambiente rico en relaciones e interdependencias.

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